23 agosto 2017

¿Se puede engañar al alcoholímetro?


Chupar granos de café, mascar chicle, beber agua o hacer ejercicio son algunos de los falsos mitos más extendidos entre los conductores de nuestro país

Un policía realiza un control de alcoholemia. /diadevalladolid.com 

Los trabajadores de Aclad perciben que una de las falsas creencias que aún deambula por nuestra sociedad es la de pensar que existen trucos para poder “engañar al alcoholímetro”.

La Dirección General de Tráfico (DGT) se hizo eco de un estudio realizado por una aseguradora, a partir del que se encuestaron a 1.256 conductores de toda España. El 30% de ellos creía que “hacer ejercicio físico, mascar chicle, beber gran cantidad de agua o chupar granos de café podía servir de ayuda ante un control policial, para enmascarar la presencia de alcohol en sus organismos”. El 10% de los entrevistados confesó haber probado estos trucos alguna vez, antes de ponerse en manos de un volante. La cuestión reside en que no existen varitas mágicas ni otro tipo de artilugios con los que puedas escabullirte sin dar positivo en un test, si la realidad es que tu cuerpo supera la tasa máxima de alcohol permitida. Sin embargo, tras comprobar que alguna de las tácticas mencionadas ha derivado en intentos fallidos, el abanico de fórmulas y remedios caseros utilizados cada vez resulta más amplio… Vomitar, beber aceite, comer dentífrico o masticar césped son otras de las leyendas urbanas más consolidadas.

Las personas afirman haber escuchado este tipo de métodos “de boca de amigos”, en el trabajo, vía Whatsaap, en Internet o en diversas redes sociales. El subdirector adjunto de Investigación e Intervención de la DGT, Juan Carlos González Luque, explica que con esta clase de artimañas “lo que combaten es el alcohol en la boca, pero la gente tiene que saber que los etilómetros miden el alcohol presente en el aire espirado alveolar; tras desechar la primera parte de ese aire”. Por ese motivo, todo aquello que se manipule en la cavidad bucal puede enmascarar la sustancia, pero no afecta a la medición. Esta declaración refuta incluso las falsas creencias más innovadoras que se difunden, a día de hoy, como lamer baterías de litio o chupar monedas de cobre.

Cómo absorbemos el alcohol

En primer lugar, el alcohol pasa al estómago. La rapidez de la absorción dependerá de si se ha comido con anterioridad o no. Si existen alimentos en su interior, el proceso de absorción se ralentiza y sus efectos aparecen más lentamente. En caso contrario, la bebida pasaría al intestino delgado: lugar en el que se absorbe con mayor rapidez y en medidas superiores. Una vez que el alcohol se encuentra en sangre, el organismo lo liberará en forma de toxinas.

De qué forma se elimina

La proporción de alcohol que libera nuestro cuerpo a través de secreciones es mínima, tan solo un 10% de la cantidad bebida va a ser excretada a través de la orina, el sudor, las lágrimas o las heces. Por ello, el beber agua en abundancia o realizar flexiones para tratar de disminuir la concentración en sangre no va a generar resultados significativos. Asimismo, cabe destacar que la eliminación del etanol en aire se produce a un ritmo constante. La gran mayoría del alcohol bebido, aproximadamente el 90%, se metabolizará en el hígado. El proceso variará en función de cada organismo (sexo, edad, peso), así como de las circunstancias en las que se halle cada persona.

En definitiva, la realidad es que cada año cientos de personas mueren por culpa del alcohol en la carretera. Por eso, el método infalible para salir airoso de un control de alcoholemia es: no ingerir bebidas alcohólicas.

 




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