La aparición de los primeros problemas de drogodependencias en nuestro país, al inicio de la década de los 80 tuvo como resultado una única respuesta: los llamados programas libres de drogas, es decir, aquellos que se basan en la abstinencia total al consumo de sustancias. La iniciativa tuvo buenos resultados, pero desde el primer momento se pusieron de manifiesto algunas carencias. Pronto se descubrió que había que intervenir antes de que se instaurase la problemática relacionada con el consumo de drogas. La prevención se convirtió entonces en un discurso coherente junto con los programas asistenciales. Era evidente que la prevención basada en la abstinencia era útil para algunas personas, pero no para otras. Por tanto, se consideró que era necesario intervenir con todas aquellas personas que no quisieran abandonar el consumo de drogas, para ello era necesario contar con guías útiles para un consumo de menor riesgo. A lo largo de los años el fenómeno de las drogas ha ido registrando una constante evolución que podemos resumir en nuevos patrones de consumo y nuevas sustancias, siendo necesario advertir a los consumidores de los riesgos asociados.
El VI Plan Regional sobre Drogas de Castilla y León (2009-2013) marca como uno de los objetivos prioritarios “la prevención de los comportamientos de alto riesgo en las personas que consumen drogas, en especial los episodios intensos de consumo de alcohol, el consumo múltiple de drogas y las relaciones sexuales sin protección”.
Las intervenciones en reducción de riesgos y daños reconocen la libertad de los individuos en la búsqueda de su propio bienestar, incluyendo el derecho individual al consumo de drogas.
Épsylon | eXeO |